¿Dónde están los límites de la libertad de expresión? ¿Cuándo una opinión pasa a convertirse en injuria? ¿Cuándo un artículo traspasa el umbral de la información y se convierte en difamatorio? Grandes preguntas dentro del ámbito del derecho de la comunicación que, de nuevo, vuelven a ser actualidad.
Esta mañana descubría en mi blog un comentario de Javier, editor de Stereoblog. Me decía que “la SGAE amenaza con acciones legales a Julio Alonso, editor del blog Merodeando por un post escrito en 2004. Yo propondría que todo el mundo que lo desee copie ese post de J. Alonso en los blogs propios en acto de solidadridad y en favor de la libertad de expresión.Yo ya lo he puesto. Y pásalo si puedes. Gracias.Un saludo”. El mensaje me ha dejado perpleja, así que he buscado más información sobre el tema. El post de la discordia es éste, que Julio Alonso, fundador y director de Weblogs SL, publicó en su blog el 23 de abril de 2004, hace casi tres años:
SGAE = ladrones
Es alucinante lo de la SGAE. Lobo Gruñón explica muy bien en ¿Por qué cobra la SGAE? cómo cobran por una cantidad increible de conceptos. También Escolar le ha dedicado recientemente su atención en La tarta del CD, desglosando el destino final del precio de un CD.
Acaba de lanzarse un Google Bombing contra la SGAE. Se trata de establecer un enlace a la página de la SGAE con el título “ladrones”. Todavía no aparece la página de SGAE en las primeras páginas de la búsqueda en Google, pero todo llegará.
Actualización 27/04: ya está la SGAE como primer resultado en la búsqueda ladrones en Google. Cuatro días ha tardado el google bombing en tener efecto.
Julio informaba ayer en su blog de que “a la SGAE no le gusta Merodeando”, con reproducción del burofax incluída. Según explica, el sábado recibió un burofax de la SGAE en la que le “reclamaban que retirase un post de abril de 2004” sobre el famoso googlebombing a la SGAE. Inmediatamente puso el asunto en manos de Carlos Sánchez Almeida y Javier Maestre, del Bufet Almeida, que respondieron a la SGAE argumentando que “los contenidos son meramente informativos y para nada constituyen difamación o incitación alguna”. Y, de momento, el post sigue colgado en su blog.
Enrique Dans también trataba el tema ayer en su blog. Y decía: “cuando alguien te llama ladrón y no lo eres, seguramente debas recriminárselo, denunciarlo por difamación, pedirle que se retracte o exigir una reparación a los daños causados. Pero cuando varios miles de personas te llaman ladrón, lo seas o no, posiblemente sea el momento de pensar porqué ocurre, de reflexionar sobre tu propia condición, de plantearte si no será que tus actividades, realizadas presuntamente en defensa de los derechos de tus asociados o tal vez en defensa de tu propia existencia, han invadido de alguna manera los bolsillos de personas que nada tienen que ver contigo ni con tus actividades, y que tienen, por tanto, todo el derecho del mundo a sentirse robados”. Y finalizaba el post preguntándose: “¿Es poner a una amplísima mayoría de la sociedad en tu contra la mejor manera de promover la defensa de los intereses de tus asociados?”.
Y aquí la opinión de un abogado, Pedro J. Canut.
Ya son muchos los bloggers que se han solidarizado con Julio, copiando su post o hablando del tema en sus blogs. Desde Blog-o-corp, éste es mi pequeñito grano de arena. Los hechos están expuestos. Ahora, que cada cual saque sus propias conclusiones.
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